Simboliza al individuo que carece de conciencia de sí como persona,
es decir, que se encuentra en una fase de tal inmadurez e infantilismo que aún no ha alcanzado la etapa de desarrollo de la conciencia.
Está fuera de todo orden y forma, y de cualquier ley que sea compatible con los demás.
Es el neurótico, siempre moviéndose en círculo alrededor de su neuropatía,
sin ir a parte alguna determinada.
Es el eterno girar del individuo sin objetivo definido, sin una meta concreta.
Significa,
movimiento,
desplazamientos,
viajes, cambios………….
pero de una manera inesperada,
improvisada e imprevista.
Persona que vive y disfruta el presente, que saca todo el jugo que puede a lo inmediato,
sin importarle el daño que pueda causar.
El Loco representa el espíritu del juego,
caprichoso,
andariego,
con energía ilimitada,
caminando sin cansancio por el universo sin meta conocida.
Sin preocuparse por lo que ha de venir,
incluso mira por encima del hombro.
El Loco es ese impulso profundo del inconsciente que nos mueve a buscar.
El loco es solitario;
su método,
secreto,
es un nómada enérgico,
inmortal y presente en todas partes.
Es el más poderoso de todos los Arcanos del Tarot.
No tiene número fijo,
es libre de viajar a su capricho,
perturbando el orden en sus correrías.
En cualquier juego irrumpe inesperadamente creando un revuelo descomunal.
El Loco tiene una conexión con la energía primaria del fuego y de su costumbre de bailar invisible en medio de la baraja,
proveyendo de nuevo ímpetu a cada carta.
El Loco conecta dos mundos entre sí,
el cotidiano y el de la imaginación,
se mueve libremente entre ellos y también los confunde de vez en cuando.
Tiene maneras algo tramposas y sin duda transmite nuestros actos a Alguien Allá Arriba.
Un dicho italiano "ser loco como el tarochi"
quiere decir ser bien venido en cualquier lugar.
El Loco representa el centro de la psique,
el sí-mismo, en el Tarot tiene a veces el mismo papel.
El bufón no para ni un momento de moverse en la escena irrumpiendo aquí y allá sin que nunca podamos atraparlo.
Le gusta estar allí donde hay acción, si no la hay la crea.
El perro y el bufón en muchos sentidos eran hermanos,
el perro parece que le mordisquea como si tratara de avisarle de algo.
El Loco es tan instintivo que no hace falta que nadie guíe sus pasos.
Cuando el Loco se enfrenta a la vida lo hace combinando sabiduría,
locura e insensatez cuyo resultado puede ser milagroso o por el contrario un desastre. Sabe que admitir su propia ignorancia es la mayor sabiduría y la condición necesaria para todo aprendizaje.
Lo que desde lejos parece un precipicio puede ser si nos acompañamos a la manera del Loco un pequeño barranco.
Su energía barre cualquier cosa que se le ponga por delante,
arrastrando a otros como si fueran hojas llevadas por el viento.
Sin la energía del Loco no seríamos más que meras cartulinas.
Verle bailar es entender el misterio de toda la creación,
puesto que su esencia lo abarca todo y es paradójica,
camina hacia delante y mira hacia atrás,
conectando la sabiduría del futuro con la inocencia de la infancia.
Su energía es inconsciente y sin rumbo,
pero con un propósito claro en sí mismo.
Se mueve fuera del espacio y del tiempo.
Los aires de poesía y profecía moran en su espíritu.
Aunque vaga sin rumbo fijo,
permanece intacto a través de los años.
Su vestimenta multicolor nos trae recuerdos de arco iris con destellos de eternidad.
Su naturaleza cambiante parece expresarse en su cetro de bufón,
donde figura una cabeza réplica de la suya con la que frecuentemente está en seria conversación.
El triste Loco está emparentado con el arquetipo del Viejo Sabio:
El Ermitaño.
Su capucha, aunque concebida como réplica de la del monje,
revela una seria conexión con el espíritu.
Sus campanillas son eco del momento más solemne de la misa.
El talismán del bufón,
una cresta de cascabeles,
combina una verdad muy seria con adornos alegres.
El gallo con su canto nos avisa del amanecer de un nuevo concienciamiento,
un despertar de nuevo a las antiguas verdades,
tiene una conexión muy significativa con Getsemaní.
Por lo que se ve este milagro no se va a efectuar en los cielos estrellados sino en el alboroto del corral.
El espíritu del Loco es símbolo de unión de diferentes tipos de opuestos como si de un espíritu en discordia se tratara,
aunque en este aparente caos se discierne un modelo de orden.
La misión del bufón era recordarle al rey sus extravagancias,
la mortalidad de todas las personas,
así como ayudarle a defenderse de los frutos de sus pecados y de su propio orgullo.
El Loco tiene polos opuestos de energía por lo que es imposible detenerlo.
En el momento que creemos que hemos atrapado su energía da media vuelta y se va, regresa a su puesto y se burla desde atrás.
Es soberano y nada.
El loco abarca todas las posibilidades.
El Loco arquetípìco personifica el poder transformador que creó la civilización y que también puede destruirla.
Lo descubre andando su camino sin importarle lo que piensen de él, sin si quiera un camino que le guíe,
aunque lleva un traje de bufón.
Lo cual nos indica que tiene un lugar preeminente dentro del orden gobernante. Como compañero del rey es su confidente y crítico privilegiado.
Al Loco se le concede un papel especial en el orden social,
los poderes reinantes gracias a él saben que la necesidad de anarquía existe en la naturaleza humana y que debe de tenerse en cuenta.
La práctica de tener un bufón en las cortes europeas nos muestra que hemos de dejar un lugar al factor que rechazamos en nosotros y admitirlo en nuestra pequeña corte interior,
lo hemos de admitir psicológicamente.
Es bueno mantener al Loco visible donde podamos vigilarlo.
Si lo excluimos de nuestra conciencia puede jugarnos malas pasadas.
Si lo aceptamos en nuestro interior,
el Loco puede traernos ideas frescas y nuevas energías,
si vamos a beneficiarnos de sus ideas creativas hemos de estar dispuestos a soportar su comportamiento poco convencional.
Sin sus crueles observaciones y sus sabias amonestaciones nuestro paisaje interno podría volverse estéril.
Cuando logremos admitir libremente nuestra propia locura y tengamos una situación conflictiva los resultados pueden ser sorprendentes.
Al no hallar resistencia,
el antagonismo cae de bruces y el adversario queda haciendo una pirueta en el aire.
La energía que usábamos para defender nuestra propia estupidez se libera para usos más creativos.
Cuando se abre el corazón para admitir al Loco se disipa la hostilidad y todas las partes del conflicto terminan riéndose de la locura de los mortales.
El Loco es un buen personaje a quien consultar cuando todos nuestros planes se tuercen quedándonos desvalidos a la deriva.
El Loco no se somete a disciplina alguna y solo se deja guiar por su actitud experimental hacia la vida.
En nuestro viaje arquetípico el Loco nos muestra tanto la resistencia como la iniciativa inherente a su naturaleza, e influye en nuestras vidas de manera más creativa y menos drástica.
Su curiosidad impulsiva nos conduce hacia sueños imposibles mientras que,
al mismo tiempo su naturaleza juguetona nos devuelve al mundo fácil de nuestra infancia.
Dado que es una parte de nosotros mismos separada de nuestro ego consciente, puede tendernos trampas mentales,
como mínimo confundiendo nuestra lengua o provocándonos lapsus.
A veces sus bromas nos introducen en lugares donde nuestro ego nunca se hubiera atrevido a ir.
Los locos de la corte aunque cortos en materia de intelecto tenían una relación especial con el espíritu.
El Loco puede hacer de demonio, induciéndonos a la locura,
pero también conducirnos hacia el camino de la salvación.
El vestido que lleva el Loco te conecta,
pues, con las dos cosas a la vez: con el poder del Creador y con la inocencia de lo recién creado.
El Gran Loco no tiene ni idea de lo que tiene que preguntarle a la vida,
o ni si quiera que haya de preguntarle algo;
tiene sin embargo un perrito que puede olfatear un peligro y le ayudará a evitarlo.
Dios toca a los locos de muchas maneras y la mayoría de las veces son seres dotados de una profundidad y sabiduría insólitas.
El Loco, sea como,
bufón como payaso de circo o tramposo es siempre un ser solitario y triste que está alejado del cotilleo anónimo que disfruta del mundo que le rodea.
En el Tarot de Marsella es el número cero,
carece de valor por sí mismo pero aumenta el valor de la carta junto a la cual aparece,
la magia del Loco puede convertir a uno en un millón.
No expresa nada y lo contiene todo.
El Loco representa una parte de nosotros la cual inocente pero sabiendo lo que hace,
se ve embarcada en la búsqueda del auto conocimiento.
A través de el conoceremos experiencias que nos parecerán locas,
pero que luego reconoceremos como cruciales para la confirmación de nuestras vidas.
Jung definió el ego como "el centro de la consciencia".
El sí-mismo es algo que está ahí desde el principio.
El ego es lo que conocemos, el sí-mismo se nos dio.
Existe antes de nuestro nacimiento,
durante nuestro nacimiento y después de nuestra muerte.
Está en nosotros siempre,
esperando que volvamos casa e incluso nos apremia a ello,
ya que aquí no hay marcha atrás.
Nuestro viaje como el del Loco es circular.
Podemos decir que el Loco del Tarot es el sí-mismo como una prefiguración del inconsciente del ego.
Si se está riendo es para demostrarnos que el humor es un ingrediente en nuestras relaciones y algo necesario y agradable en cualquier viaje.
EL LOCO
-Acciones alocadas.
-Inconsciencia, carencia de disciplina.
-Frivolidad infantilismo.
-Exhibicionismo, desequilibrio, complejos, neurosis.
-Despilfarro, proyectos o negocios que no producen beneficios.
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